“La empresa, como la casa o el coche es una proyección de quién la dirige”

articuloemprendedorcorreo

Estas fueron mis palabras hace algún tiempo y me ratifico en ellas, pero vayamos al inicio, al momento de la concepción de la empresa.

            Cuando creamos, lo hacemos desde nuestro interior, trasladando nuestras ilusiones, conocimientos, experiencias, sabiduría…toda nuestra esencia. Imaginamos y planificamos cómo debe ser nuestro producto o servicio, el precio que debemos solicitar por él, determinamos quién es nuestro cliente, donde y cómo venderemos nuestro trabajo, cuántas personas colaborarán con nosotros como trabajadores, proveedores, etc.

            De este modo, nace una empresa maravillosa que es como nuestro bebé y al que tenemos que cuidar, alimentar y educar para que comience a ser independiente cuanto antes y sepa desenvolverse en el mundo con total autonomía, sea productivo y fuerte. ¿No es más o menos así?

            Pero lo la mayoría de los casos no somos conscientes que todo lo que elegimos lo hacemos también con nuestras limitaciones, creencias positivas o negativas, nuestros anhelos, complejos no resueltos, etc. ¿Crees que una persona que tiene problemas para gestionar su economía personal será distinto en su empresa? ¿o que tenga la autoestima muy baja para venderse a sí mismo, podrá ser convincente a la hora de vender su proyecto empresarial?

            Estas y otras cuestiones parten del interior. Nuestro mundo es un reflejo de quienes somos. Sólo transformando dentro podremos cambiar lo que hay a nuestro alrededor, pero debemos empezar por nosotros mismos. Responsabilizarnos de nuestras decisiones, actos, elecciones…y dejar de “echar balones fuera”, culpabilizar a otros, al entorno, a las circunstancias. Las dificultades ponen a prueba nuestras capacidades o competencias y aferrarnos a lo “malo conocido” o al “siempre lo hicimos así y funcionó” no nos salva en todas las ocasiones de lo inevitable: experimentar en las profundidades de nuestro yo, poner en práctica todo nuestro potencial, explorar, innovar, atreverse, arriesgar y confiar.

            El Coaching empresarial en estos casos es una herramienta de diagnóstico y potenciador de soluciones. Como se aplica en el Método Renasant es considerando a la empresa como esa criatura, ya nacida, en el estado en el que se encuentre, con sus problemas de relaciones,  en el mundo físico (las finanzas o cuenta de resultados), o cualesquiera que nos haga pensar que la empresa “no va como debiera” .