No hace mucho tiempo hablé con un funcionario del INEM cuyo trabajo es orientar a los desempleados para que se formen, y me explicó su método de trabajo. En lugar de preguntar por aquello que más apasiona al demandante, o lo que más le hace disfrutar, mira en una lista aquellas actividades más ofertadas y anima a su interlocutor a formarse durante el tiempo que sea necesario; varios años, algunos meses…

            No importa mucho si lo que haces te apasiona, si tienes facultades, si es el trabajo que habías soñado. Lo único importante es que existe una probabilidad un poco más elevada de conseguir una salida profesional frente a otras actividades.

            En el supuesto de que pasado el tiempo de formación del demandante dicha actividad siga estando entre las más ofertadas, algo bastante improbable, el sujeto pasaría a desarrollar algo, para lo que se ha formado, pero que en la mayoría de los casos ni siquiera le gusta. Sólo el hecho de tener un trabajo con una remuneración es motivo de satisfacción suficiente.

            Lo mismo ocurre con algunos emprendedores. No miran sus sueños, aquello que les gusta, o lo que hacen de manera casi natural desde siempre, sino que animados por determinadas escuelas de negocio sólo atienden al mercado. Se hacen análisis y estudios que muestran las actividades, productos o servicios más demandados. Y por supuesto, que existan y sean un referente, ya que los tiempos que corren no son para arriesgarse a innovar…

            De esta manera, se reproducen los mismos sistemas, el mismo tipo de empresa, los mismos productos y servicios y pocos se atreven a innovar, a disfrutar con lo que hacen porque hay que ir a lo seguro.

            Pero si de verdad eres emprendedor, debes atreverte a soñar y a perseguir tus sueños. Deja que se mezclen conceptos, actividades, habilidades, hobbies. Haz un coctel con todo. Si en tu empresa incluyeses lo que te apasiona, ¿qué introducirías? Haz una lista de tus ideas y enlázalas. ¡Atrévete!

            Cuando tienes el valor de dedicarte a lo que te gusta, a disfrutar lo que haces, es cuando sientes que dejas de trabajar. Ser feliz con tu empresa o proyecto es como si dejaras de trabajar.    

            “Encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida” Confucio.

Quizás te preguntes cómo generar esa idea que te haga feliz, que sea rentable, a la vez que novedosa, útil, respetuosa con el medio ambiente, que contribuya a mejorar el mundo, etc.…una idea tan exigente como quieras.

Pero a veces cuanto más pensamos menos ideas se nos ocurren.

¿Sabes que, según los estudios el 97% de las ideas creativas se producen fuera de la oficina?

Mira este enlace y descubre cómo trabajan en Google:

http://www.noticias24.com/tecnologia/noticia/683/en-google-les-pagan-por-vivir-y-trabajar-asi/

El hemisferio derecho del cerebro es el que genera las ideas, es intuitivo, flexible, divertido, subjetivo, imaginativo…

En cambio el lado izquierdo es el analítico, abstracto, calculador, se concentra en los detalles, actúa…

Ambos hemisferios se complementan; uno crea la idea, el otro la ejecuta.

Si eres capaz de ver a la bailarina en el sentido de las agujas del reloj es que está funcionando tu lado derecho. Si por el contrario lo hace en el otro sentido, es tu lado izquierdo el que más actúa. Si se mueve una vez a un lado y otra al lado contrario, tus hemisferios están igualados y tiene más de un 160 de CI, según los expertos.

¿Cómo puedes generar ideas? ¿Cuáles son las condiciones idóneas para generarlas? Realizando actividades gratificantes que nos alejen del control al que sometemos a nuestra mente continuamente; paseos, juegos, haciendo deporte, hobbies, actividades creativas, visualizando o meditando, entre otras actividades.

Una de las consecuencias de la meditación o de cualquier método de presencia es la obtención de calma, autocontrol, estados de conciencia más elevados, autoconocimiento…no cabe duda que es una manera de potenciar la creatividad.