7 principios
Hoy, que cumplo años como mami, con el olor a tierra mojada y el fresco que anuncia el final del verano, toca hacer balance de este periodo.
El trabajo ha sido intenso, sobretodo interno. Después de meses con talleres y consultas, y de preparar el II Congreso Internacional de EC en Buenos Aires desde España, tocaba ir a Argentina a terminar “la faena”.
No se me ocurrió otra cosa que quitarme las lentillas y experimentar en mí misma el tercer pilar de mi método; limpiar las emociones colapsadas que nos condicionan toda nuestra vida, lo sepamos o no, incluidas las enfermedades.
Era la primera vez que viajaba a Sudamérica y estaba enfadada conmigo misma por tomar esa decisión y ser lo suficientemente cabezota o idiota como para mantenerla. La segunda que sentí fue una gran inseguridad o desprotección. He viajado por casi todo el mundo sola, desde los diecisiete años, por junglas vegetales o urbanas y, demás parajes inhóspitos y ahora me sentía desvalida. Después me vino la falta de control, esa era la peor prueba.
Poco a poco esas emociones se fueron transformando en orgullo y valentía. Había que tener mucho valor para hacer lo que estaba haciendo. Los efectos se empezaron a notar enseguida.
Además de no atreverme a salir de noche porque todo se volvía borroso, en los talleres algo cambió, algo esencial: dejé de controlar la reacción de mi auditorio. El primero de ellos lo tuve en la ciudad de Mendoza. Nunca olvidaré esa experiencia. Podía sentirles, en lugar de verlos. A veces flashes de visión me permitían ver sus rostros y recordarme que “ver es algo mental” (la musculatura del ojo se contrae por una emoción atrapada, si se relaja, vuelve a tener visión, pero la mente enseguida le dice: “no, es imposible”) y de nuevo todo se volvía borroso.
Tengo que decir que no estoy hablando de una miopía pequeña.
Los efectos de trabajar en estas circunstancias fueron abrumadores para algunos participantes y para mi. Se produjeron estados de conciencia muy elevados, gran claridad mental, mucha paz, alegría y en algunos casos estados de sanación de enfermedades de largo tiempo. Lo cuál nada tenía que ver con el contenido del taller (emprendimientos y empresas conscientes), y aún no puedo darle una explicación racional. Los seis talleres restantes fueron parecidos para algunas personas.
A esto le sumo que a mi llegada a Buenos Aires, antes de comenzar los seminarios, hubo algo que me hizo de detonante. Esa emoción de fondo se intensificó, me explotaba en el pecho. No sabría explicar muy bien qué, cómo, ni por qué, pero después de cada taller sólo quería volver a mi habitación de hotel y seguir liberando esa emoción.
Unos diez días después volví a Buenos Aires. El congreso estaba a cinco días de celebrarse y ahí comenzaron las verdaderas pruebas. Pese a tener el consentimiento y apoyo de la Universidad de Belgrano, lo que agradezco infinitamente, parecía haber un boicot encubierto e implacable; condiciones leoninas, impedimentos de publicidad, difusión y venta de entradas, restricción de hasta tres horas de congreso, cambio de ponentes el día anterior. Las comisiones de Paypal del 65% en Argentina hacían esperar a los participantes el pago en la entrada el día del congreso. Pero los directivos de la facultad de derecho no nos dejaban cobrar y tampoco daban información de la celebración a quienes iban a preguntar. En el edificio nadie sabía nada. ¡De locos!
Algo me hacía tener una calma absoluta. Al final se celebró “en familia”. Sólo los tenaces llegaron, pero fue suficiente.
En el universo cada fuerza tiene una contrafuerza igual y opuesta, así que el día previo al congreso, dos colaboradores del Economía Consciente y yo hicimos una Constelación (trabajo de orden de sistemas familiares, organizacionales…).
Esa noche quedamos a cenar con el Decano, el Prodecano y tres profesores de la Universidad Austral de Chile. En la cena, nos ofrecieron todo su apoyo y colaboración para el III Congreso Internacional de Economía Consciente en Octubre de 2016 porque ellos quieren ser propiciadores de un nuevo paradigma económico en el mundo. ¡Ahí estaba la contrafuerza!
También la Universidad de Buenos Aires vio la oportunidad y estamos en conversaciones para realizar colaboraciones entre varias universidades.
Al llegar a España, con descanso merecido de campo, ciudad y playa, todo se ha puesto en su sitio, o he sido yo la que me he colocado en el mío. Y ha salido lo que ya no tenía que estar en mi vida.
Desde que llegué estoy en estado súper creativo, apenas puedo dormir, como siempre en estos estados, pero creo que en breve saldrá a la luz el fruto, y os lo presentaré.
La semana que viene toca volver al horario normal, disfrutar de la luz otoñal y del aroma a hojas húmedas por la orilla del rio en bicicleta…
Por cierto, mi óptico aún se pregunta cómo estoy recuperando la visión, dice que “si no lo ve, no lo cree”, ¡ja!