¿ES EMPRENDEDOR O SE LO HACE?

Puede que en estos momentos se esté planteando emprender; una carrera profesional, una familia, una reforma en su casa, incluso crear una empresa. Quizás por primera vez se pregunte si de verdad tiene madera de emprendedor o si movido por las circunstancias externas contempla esta idea como una posible solución a sus problemas. O tal vez es usted de los que siempre ha tenido clara la idea del emprendimiento pero le falta por definir el qué emprende, el cómo lo hace o para qué, entre otras cuestiones.

En primer lugar déjeme que le trasmita mi admiración y mis felicitaciones. Plantearse un nuevo comienzo o reto indica su valentía, y si decide disfrutar el camino será una experiencia maravillosa que le hará aprender muchísimo, sobretodo de sí mismo.

Ahora que tiene esta posibilidad en su mente y baraja las opciones que tiene a su alrededor, bien por ser o haber sido empresario anteriormente o por haber trabajado para una empresa, se da cuenta que no es precisamente el modelo actual de mercado el inspirador de una tarea como la que se plantea abordar.

Independientemente de sus motivaciones para acometer esta aventura, puede estar preguntándose alguna de estas cuestiones:

Tengo muy buenas ideas, ¿cuál elijo?
Tengo un gran proyecto, ¿qué hago?
Tengo una empresa en marcha, ¿cómo la impulso?

Si se identifica con alguna de ellas, bienvenido. Tiene usted madera de emprendedor.

A menudo se tiene la creencia errónea de que los empresarios suelen ser prósperos o al menos tienen facilidad para generar dinero, potenciar la economía, levantar pueblos o incluso países. De hecho últimamente, cómo podemos ver en cualquier medio, se trata de descargar en los hombros de los emprendedores todo el peso de la transformación que está sufriendo el antiguo sistema, a la manera de los superhéroes, sin ayudas, ni facilidades, ni esperanzas. Pretenden convencernos de que la búsqueda del “autoempleo” es ser emprendedor, cuando lo que realmente busca el “no emprendedor” es tener sus necesidades cubiertas a final de mes con un salario digno.

Se sabe que la actual crisis no es sólo a nivel económico, que afecta a los valores, al sistema social, sanitario, político, educacional, etc. Es un cambio profundo y global y aún así los analistas económicos pretenden hacernos creer que el fomento de la creación de empresas es nuestra salvación. Puede que esto sea cierto, pero desde luego no el tejido empresarial que tenemos en la actualidad ni tampoco creando exteriormente sin hacer nuestra propia transformación interior. Por otro lado aquellos que están despertando a la conciencia, a una nueva manera de entender la vida, al desarrollo personal, a la recuperación de la honestidad perdida, no se sienten identificados con el actual paradigma por lo que buscarán, sin duda, nuevas alternativas para organizarse incluso económicamente. Pero si una persona es incapaz de generar prosperidad personalmente, si su vida es precaria, por mucho que cree una empresa su situación no mejorará, creará una igualmente precaria, como lo que le rodea. Hasta que no modifique aquellas creencias o limitaciones que le hacen crear su vida tal y como es, no podrá nadar en la abundancia a la que todos tenemos acceso.

Del Manual del Emprendedor Consciente de Adela Llerena